Una vez leí una frase que decía,
"uno siempre recuerda esos besos donde se olvidó de todo"
nunca me puse a analizarla,
dije que verdad
y pasé a leer otra más.
Hoy la pienso detenidamente
y me doy cuenta
que hay besos que te hacen rozar el infinito
o incluso,
llegar a él aún estando con los pies en el suelo.
El beso de tu madre,
cuando viene a despertarte y te avisa de que llegas tarde.
El de tu padre,
cuando vas a salir y te advierte que lleves cuidado.
El de tu hermano,
cuando te hace chantaje y te dice que no le digas nada a los papás.
Los de tus amigas,
cuando te apoyan y te desean suerte antes de un examen.
Pero sobre todo los de esa persona
tan especial,
única,
o las dos.
Esa persona a la que observarías
las 24 horas del día y apuesto
que aún te quedan más ganas
por verla sonreír a centímetros de ti,
escuchar como se ríe a carcajadas por algo que dijiste,
como te susurra que eres lo más bonito o,
por ver ese mensaje donde te recuerda que te quiere.
Y es que simplemente,
hay personas por las que perderías el tren por un solo beso
y trenes en los que subirías por exactamente lo mismo.
Y es precioso.
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