domingo, 4 de septiembre de 2016

Rozando el infinito

Una vez leí una frase que decía,
"uno siempre recuerda esos besos donde se olvidó de todo"
nunca me puse a analizarla, 
dije que verdad 
pasé a leer otra más.

Hoy la pienso detenidamente 
y me doy cuenta 
que hay besos que te hacen rozar el infinito
o incluso,
llegar a él aún estando con los pies en el suelo.

El beso de tu madre,
cuando viene a despertarte y te avisa de que llegas tarde.
El de tu padre,
cuando vas a salir y te advierte que lleves cuidado.
El de tu hermano,
cuando te hace chantaje y te dice que no le digas nada a los papás.
Los de tus amigas,
cuando te apoyan y te desean suerte antes de un examen.

Pero sobre todo los de esa persona
tan especial,
única, 
o las dos.

Esa persona a la que observarías
las 24 horas del día y apuesto 
que aún te quedan más ganas
por verla sonreír a centímetros de ti,
escuchar como se ríe a carcajadas por algo que dijiste,
como te susurra que eres lo más bonito o, 
por ver ese mensaje donde te recuerda que te quiere.

Y es que simplemente,
hay personas por las que perderías el tren por un solo beso 
y trenes en los que subirías por exactamente lo mismo.
Y es precioso.

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