Alguna vez tendría que explicar
que es un demasiado
intentando describirte.
El pinta uñas se ha ido desvaneciendo
minutos antes de saber que volvía a verte,
como cuando un niño cumple años,
que voy a decir yo si me pongo mucho peor.
Ese lunar a la izquierda de su labio,
a un centímetro aproximadamente
de las lineas que le enmarcan la sonrisa,
o las arrugas que se le forman
al pie de sus ojos cuando se echa a reír.
Mi mejor pintalabios es el roce de su yema
pasando de punta a punta por mi boca.
¿Y su olor? Su olor es como el olor de las olas,
cuando deseaste que se acabara el verano
para verlas chocar de nuevo contra las rocas,
o ese libro nuevo que abres desesperadamente
después de haberlo esperado tanto tiempo,
su olor es mi salvación cuando no sé dónde refugiarme.
Todos tenemos un lugar,
una canción o
un color preferido, pero sin duda
su cuello es el lugar al cual acudo
siempre que necesito perderme.
Me encuentro en sus pupilas
cuando decido observar su arte,
Picasso llamaría arte a sus obras
y yo llamo arte a su belleza,
porque no hay mejor telón
que el parpadeo de sus ojos
después de haber estado mirándome fijamente,
desafiándome a un a ver quien puede más.
Hay minutos que significan horas
y horas que se me pasan como minutos.
Si tuviera que elegir
mis siete maravillas,
seriáis tú y seis veces más tú.
Esto es toda una aventura
donde no existe ningún freno de mano,
y ni siquiera lo necesito,
estoy metida en una completa adicción
y mentiría si digo que no me encanta esta sensación.
Y que esto que escribo simplemente
son detalles que te complementan,
tanto o más como tú a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario