viernes, 23 de septiembre de 2016

Arte en su belleza

Alguna vez tendría que explicar 
que es un demasiado 
intentando describirte.

El pinta uñas se ha ido desvaneciendo
minutos antes de saber que volvía a verte, 
como cuando un niño cumple años, 
que voy a decir yo si me pongo mucho peor.

Ese lunar a la izquierda de su labio, 
a un centímetro aproximadamente 
de las lineas que le enmarcan la sonrisa,
o las arrugas que se le forman 
al pie de sus ojos cuando se echa a reír.  

Mi mejor pintalabios es el roce de su yema 
pasando de punta a punta por mi boca.

¿Y su olor? Su olor es como el olor de las olas,
cuando deseaste que se acabara el verano 
para verlas chocar de nuevo contra las rocas, 
ese libro nuevo que abres desesperadamente 
después de haberlo esperado tanto tiempo,
su olor es mi salvación cuando no sé dónde refugiarme.

Todos tenemos un lugar, 
una canción o 
un color preferido, pero sin duda 
su cuello es el lugar al cual acudo 
siempre que necesito perderme.

Me encuentro en sus pupilas 
cuando decido observar su arte, 
Picasso llamaría arte a sus obras
y yo llamo arte a su belleza, 
porque no hay mejor telón 
que el parpadeo de sus ojos
después de haber estado mirándome fijamente, 
desafiándome a un a ver quien puede más.

Hay minutos que significan horas 
y horas que se me pasan como minutos.

Si tuviera que elegir 
mis siete maravillas,
seriáis tú y seis veces más tú.

Esto es toda una aventura 
donde no existe ningún freno de mano, 
y ni siquiera lo necesito,
estoy metida en una completa adicción 
y mentiría si digo que no me encanta esta sensación. 

Y que esto que escribo simplemente 
son detalles que te complementan, 
tanto o más como tú a mí.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Déjate llevar

Cuantas veces te habrás repetido a ti mismo
"no volveré a enamorarme" o
"nadie me va a llenar como tú".

Una noche estás destrozada y de repente,
un día cualquiera aparece alguien que 
con una simple conversación
te hace sentir bien.

Miras atrás y ya no están
aquellas palabras que te repetías,
hoy tienes miedo pero también ganas.

Tú cabeza no hace más que repetir 
¿y si vuelve a pasar?,
¿y si cuándo ya pensabas que 
se habían unido todas las piezas rotas
te las vuelven a hacer añicos?,
¿y si es alguien que sólo te va a ilusionar?

¿Y SI...?

Pero, ¿y si por el tiempo que dure
ya sea un día o 
50 años, te hace la persona
más feliz del mundo?

A veces olvidamos que hay 
excepciones para todo y que si te aferras al
"nunca volveré a sentir lo mismo"
puede que quizás no te des cuenta
de que el amor está mas cerca
de lo que piensas.

Para el amor no existen alarmas que te avisen, 
el amor no se busca ni te espera, 
eso llega o no llega,
sea otoño o invierno.

Ni tampoco se elige,
porque cuando quieres a alguien
da igual que esté lejos o 
cerca,
que sea de dónde sea y
quien sea,
que tenga la edad que tenga,
que pueda ser mejor o
peor.

Porque el concepto del amor
da igual cual sea, 
es querer cada uno a su manera.

Así es que habrá noches o días
que estemos un poco tristes o 
un poco rotos, pero
amor es amor.

Y todo el mundo quiere,
unos con más verdad que otros,
más intensamente o 
más locamente,
pero da igual si llegas
del amor al odio o 
viceversa, 
porque el amor 
no entiende de tiempo y 
a todos nos hace falta un poco de esto.

Entonces, 
¿vas a dejar que el miedo gane a las ganas, o
vas a ganar y volver a intentar?

Porque siempre habrá alguien,
quizás quien menos te esperes
que pueda quererte
incondicionalmente.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Rozando el infinito

Una vez leí una frase que decía,
"uno siempre recuerda esos besos donde se olvidó de todo"
nunca me puse a analizarla, 
dije que verdad 
pasé a leer otra más.

Hoy la pienso detenidamente 
y me doy cuenta 
que hay besos que te hacen rozar el infinito
o incluso,
llegar a él aún estando con los pies en el suelo.

El beso de tu madre,
cuando viene a despertarte y te avisa de que llegas tarde.
El de tu padre,
cuando vas a salir y te advierte que lleves cuidado.
El de tu hermano,
cuando te hace chantaje y te dice que no le digas nada a los papás.
Los de tus amigas,
cuando te apoyan y te desean suerte antes de un examen.

Pero sobre todo los de esa persona
tan especial,
única, 
o las dos.

Esa persona a la que observarías
las 24 horas del día y apuesto 
que aún te quedan más ganas
por verla sonreír a centímetros de ti,
escuchar como se ríe a carcajadas por algo que dijiste,
como te susurra que eres lo más bonito o, 
por ver ese mensaje donde te recuerda que te quiere.

Y es que simplemente,
hay personas por las que perderías el tren por un solo beso 
y trenes en los que subirías por exactamente lo mismo.
Y es precioso.